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martes, 14 de febrero de 2012

Apdo. 83, 28930 Madrid 
 Por el Tuerto
Cuando amanece y el homínido pasa de la oscuridad de su cueva a la luz del día, sin nada que hacer, puede cometer auténticas barrabasadas. Imagino que es duro estar mano sobre mano, sin un trabajo con el que ganarse el pan. Y hay que ganárselo todos los días. Como sea.
Dicen que en una conversación entre dos famosos matadores de toros de los años 30, uno le espetó al otro eso de " tu existes porque tié que haber de tó". Y hay "de tó", vaya que sí. Y entre los abogados, también… a montones.
Por ejemplo, los de la asociación A.VI.NE.SA., Apdo. 83, 28930-Madrid. Resulta que se ha creado esa asociación (o grupete, que son tres y el de la guitarra), de "victimas de negligencias médicas", que dicen querer defender a "esas victimas". Bajo tan altruista disfraz, lo que hay es puro y duro negocio. Igual les hubiera dado por montar una cadena de lavanderías o un taller de corte y confección. Pero no, eso da menos dinero y prefieren aprovechar la angustia de los demás y las cornadas que dá la vida, para intentar hacer su negocio llevando médicos al juzgado de guardia. Y un gabinete de abogados, es un gabinete de abogados,… que, por supuesto, cobrará un buen tanto por ciento "de lo que saquen" en las reclamaciones a los médicos por sus supuestas negligencias. Pues nada, a perseguir "negligencias". Al final, alguien pagará.
Eso, sería honesto en principio, porque es justo que quien la hace la pague, porque es de justicia que se detecten, persigan, y sancionen las negligencias médicas graves. Nadie se opone a ello. Al contrario. El que se crea víctima de tales comportamientos, tiene el derecho, e incluso el deber moral, de actuar ante los tribunales de justicia en la defensa de lo que él crea que son sus intereses. Pero una cosa es eso, actitud legítima y comprensible, y otra muy distinta que se hagan chapas por encargo, con imperdible incluido, de 4 cm. de diámetro, fondo blanco con letras negras, para llevar en lugar bien visible por la calle, en la solapa por ejemplo, con el lema "Yo amo (en forma del socorrido corazoncito rojo) mi vida: denunciar una negligencia médica hoy, es salvar una vida mañana". Y acto seguido, el apartado de correos de marras, donde serás bien recibido.
Eso es una auténtica provocación a la denuncia sistemática. Harían bien en, además del fondo, saber guardar las formas. Las demagogias, no son buenas.
Y ya puestos,… hala,… se dedican a repartirlos por las calles, para que la gente se anime a la denuncia, para fomentar la persecución médica, que se lleva mucho, para encanallar aún más las relaciones médico paciente, para instigar a la denuncia del descontento. Los reparten por doquier, "sembrándolos", que luego vendrá el "recoger la cosecha", que sin duda dará "sus frutos". Osea la pela, la pela y la pela. Que los abogados también comen, aunque sea a costa del descontento o la simple desazón de un paciente querulante al que le viene grande comprender que sus angustias son sus angustias, y que la vida a veces es tremendamente dura e injusta con algunas personas. Y que Dios a veces, afortunadamente sólo a veces, escribe derecho con renglones torcidos. ¿Cómo comprender la muerte prematura y estúpida de un ser querido?. ¿Cómo sobre llevar que una simple pastilla pueda dar lugar a una alergia mortal en una persona sin antecedente alguno?. ¿Cómo comprender que tras una faringitis supuestamente banal pueda estar desarrollándose, en pocas horas, un Waterhouse-Friederischen de resultados imprevisibles y que es imposible que el médico lo puede detectar en ese momento?.  Es muy duro, lo sabemos. Pero no es justo, que por ello, haya quienes se dediquen, conscientemente, a buscar culpables en quienes personalizar y a quienes responsabilizar, de sus personales e intransferibles desdichas. Es una actitud humana y comprensible, pero que nunca debiera ser fomentada e instigada por licenciados en derecho.
El que crea que sus derechos han sido lesionados, que reclame. Es lo normal. Yo también lo haría. Pero de eso a que se formen sociedades anónimas para "la defensa colectiva" de intereses, utilizando tales propagandas… eso ya es harina de otro costal. Del costal de la mala fe, del abuso sistemático de la ignorancia ajena, del fomento de como conseguir la pela allá donde esté, por grupetes de abogados aburridos. Y el aburrimiento es muy peligroso, sobre todo cuando además se une a la mala fe y se mezcla con la búsqueda de compensaciones económicas sustanciosas.
Que alguien me diga si no es obrar retorcidamente cuando, a la llegada a la sala de espera, en los servicios de Urgencia de ciertos hospitales, se entregan tarjetas de asesorías jurídicas "por si Vd. no queda contento, nosotros le haremos la reclamación económica". Demasiado.
Importamos, por importar, hasta lo peor de los United States of America. Que Dios nos ayude a todos. Sobre todo a los médicos, que humanos como el que más, cometemos errores casi todos los días.


correspondencia: eltuerto@semg.es

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