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martes, 14 de febrero de 2012

Puñeteros titulares 
Por el Tuerto 
Y que le voy a hacer si yo, nací en el mediterráneoooooooo....

Ya lo dice el dicho,  que la mejor noticia, a veces, es no tener noticias. Y es que  hay cada titular, en medicina en concreto, que sonroja. Vamos, que lo leo y que se me sube una cosa, por la venas de las sienes, que me pone de los nervios total y me llevo la mano a la nuca para no clavarme las uñas, mientras pienso que ya la hemos vuelto a liar otra vez. Si es que me tomo las cosas...
Por ejemplo, va un gracioso, sesudo en eso de los números y diretes, y se desmarca con lo de que... “si el precio del tabaco se subiera en veinte céntimos por cajetilla, seiscientos cincuenta mil fumadores dejarían de serlo”. Y con tal titular, se queda tan oreado,¿será gilipollas?. Y digo yo, ¿y porqué no subir el pan, dos euros por pieza, para prevenir la obesidad?. Aunque ya puestos a fastidiar, así, a bote pronto, se me ocurre que tal vez lo mejor fuera subir la cajetilla de tabaco, nada de veinte céntimos, que va, digamos... diez euros de un solo toque, que ya puestos a jorobar sería lo idóneo, ¿no?. Claro que a lo mejor los fumadores dejaríamos el puto vicio de sopetón con esa medida, vale, puede ser, pero a lo mejor también, aumentarían los atracos a las viejecitas a la salida de misa de siete, ya sabes, para ir acto seguido al estanco a comprarnos el paquetito corriendo, con lo que, el gozo en un pozo. O comenzarían los ingresos psiquiátricos de apacibles padres de familia, que se convertirían en agresivos monstruos sedientos de humo, en pleno mono por la falta de la nicotina. Vete a saber. Los habría deambulando, somnolientos como zombis por la calle, susurrando antes de caer al suelo eso de... “un cigarro, por favor, un cigarro”... Ya con los precios de ahora, cada vez con más frecuencia, se te acerca el mocete de turno a pedirte un cigarro, que no un euro, si te ve fumando por la calle. No te digo... Y es que, además, la hipótesis de que la subida del precio conlleva el abandono del hábito, hablo de una subidita moderada, claro, no de un subidón loco, se cae por su peso, cuando te das cuenta de que desde primeros de años hasta ahora, a lo zorro, a lo zorro, han subido ya el cartón de Ducados en dos euros y cincuenta céntimos, o sea, de 19,50 a 22 €, o sea la bobada de 41,60 pesetas por paquete, ahí es nada, y que yo sepa, la gente sigue fumando. Esas pesetas de subida, van íntegras en impuestos para el estado fiscalizador, que cada vez que lo pienso, me pongo fatal, tu. Vamos, que El Tempranillo y sus muchachos, y demás bandoleros de Sierra Morena, a su lado, simples chavaletes aficionados en lo de robar. O sea, nada grave, de acuerdo, pero para llorar hasta deshidratarte, porque bajo la pretendida apariencia de que nos hace un favor subiéndonos el precio del tabaco, para ayudarnos a dejar de fumar porque nos quieren mucho, la Hacienda Pública nos acuchilla y extorsiona, explotando nuestra adicción a la nicotina cual sedienta sanguijuela, a los pringaos como yo, vía impuestos indirectos, hasta chuparnos los cuartos. Que sí, que lo hace por mi bien, para ayudarme, vale, pero lo podían hacer más baratito, porque no olvides que los que te ayudamos a ti, somos los fumadores, que pagamos sólo por echar humo, todo el presupuesto del ministerio de sanidad y el de educación, juntos, cada año, con los impuestos con que amargan nuestro vicio. Y tu como no fumas, no contribuyes, o sea que todo eso te sale gratis. ¿Te enteras de una jodida vez?, ¿Quién sale caro a quién?. Deja de marear, salao, anda, y arrima el hombro fumando un poquito, o no, pero... dejar el precio del tabaco de una puñetera vez quietito, ¿eh?. Pues eso.
Otra maldito titular: sale lo del de la fórmula matemática para curar el cáncer. Y va la gente y se lo cree, y te pregunta, y a ver como les dices tu que no, que se  olviden el tema, que en lo de su padre, desgraciadamente la fórmula es que dos y dos son cuatro, y punto, y que está el hombrito en las últimas. No sé de quién coños habrá salido la infeliz idea de sacar “tal avance” en la prensa general. Que al parecer, haya solucionado un caso, no deja de ser un caso, aquí y en Sebastopol, lo que a todas luces es razón insuficiente para darlo a conocer a la opinión pública, a bombo y platillo, porque crea falsas expectativas a quienes están en situación dolorosa y comprometida. Y a ti o a mi, cuando te preguntan, nos quedan descolocaos, claro, que a ver como le explicas al paciente que no, que eso no va con él.
Porque por ese rasero, al curandero de al lado, que con sus rezos y piruetas cura, dicen, muchos más, habría que sacarlo en el telediario todos los días. Y a Juan Pablo II ni te digo, que desde que se fue derechito al cielo, mi querido buen hombre, que lo era, parece que se ha puesto a ejercer la medicina a tiempo total, a destajo, y se lo ha tomado a pecho, compitiendo con los hospitales de tercer nivel, con ahínco, para ganarse cuanto antes un puesto en el santoral. Y me parece muy bien, que se lo gane a pulso, pero no por eso nos lo han de sacar hasta en la sopa, ¿no?. Y dicen que soluciona muchos más casos, que el único conocido del de la fórmula de marras.
En hombres de ciencia, la sensatez se da por supuesta, como decían del valor en el ejercito, pero en España, de eso nada de nada. No sé si dependió del investigador la difusión de la noticia, o fue cosa de la prensa, ávida siempre de pantallazos y titulares gruesos, pero... mal, muy mal. Una vez más, muy mal.
Y la que se está montando con lo del cannabis, ni te digo. Ahora que se inicia su utilización terapéutica, en un estudio multicéntrico dirigido desde Barcelona, resulta que la noticia se propaga confundiendo, una vez más, al personal. Aparecen voluntarios a contar sus experiencias “positivas” con los porros, y de qué manera. Surgen cual florecillas, quienes lo han utilizado arcangélicamente  en variopintas situaciones, por motivos grotescos, pero siempre alegando remediar la supuesta falta de éxito de la medicina tradicional en su problema. Que curioso, todos han encontrando siempre en él, eso sí, una solución mágica, que debemos conocer e imitar. Y claro, con esa retorcida y desnortada información, las voces para su legalización hacen coro y corro, y arrimando el ascua a su sardina, salen los apologistas del canuto a hacer causa y patria. ¿No veis como fumar porros es bueno?, es el maldito mensaje que le puede quedar a los adolescentes, lo cual sería, simple y llanamente, una canallada.
Porque resulta que, mientras se encizaña a la gente contra el tabaco, lo cual apruebo sin reserva alguna, créeme, se banaliza el consumo de cannabis, se minusvaloran los riegos de su uso,  su accesibilidad cada día es más fácil, y se transmiten medias verdades respecto al tema, grave donde los haya, omitiendo lo que interesa. Por ejemplo, que uno de cada tres accidentados graves de tráfico que llega vivo al hospital tiene cannabis en la orina... por ejemplo, que  aumentan exponencialmente los ingresos psiquiátricos agudos relacionados con su efecto gatillo tras el consumo... por ejemplo, que se describen flasback asociados a él... por ejemplo, que su edad al comienzo de uso disminuye... por ejemplo, que uno de cada siete a diez escolares, acude a las aulas bajo el efecto de algún cannabinoide... o sea, la leche. Y encima ahora, poco menos que se pretenden alabar sus propiedades a los ojos del común de los mortales, específicamente de los más jóvenes, en la prensa cotidiana. Eso en manos de un chaval de catorce años, puede ser hasta cruel, y dificulta enormemente nuestra inexcusable misión de pelear a degüello contra su uso.
Alguien debería explicar, con la ciencia de la mano, con las palabras justas y ni una más, en la prensa, y difundirlo en las televisiones, que una cosa es su posible utilización terapéutica, y otra muy distinta, su peligroso y desviado uso recreativo. Porque a la gente joven, conviene enviarles pocos mensajes, pero muy claritos. Es posible que el tetrahidrocanabinol, u otros cannabinoides, puedan ser útiles, en el arsenal terapéutico del médico, el día de mañana, pues claro que sí, y nada que objetar, naturalmente, si no todo lo contrario. Con la misma ciencia y rigor con que hoy utilizamos el opio, sus derivados, o los opiáceos en medicina, utilizaremos llegado el caso los cannabinoides, si se demuestra su utilidad, al igual que hacemos con la morfina, el fentanilo, la codeína, el metilfenidato, las benzodiacepinas o tantos otros. Y hay que explicárselo bien, y hacerlo con rigor y sin alharacas que puedan confundir a la gente joven. Y explicarles que no es lo mismo utilizar morfina bajo prescripción médica, o cualquier otro producto, que meterse caballo en una jodida vena que no da más de sí, en cualquier acera “porque él controla” y quiere marcha, o ponerse ciego a pastillas que haya conseguido en la farmacia con la receta médica que se le hizo para el problema de su abuela. Y explicarlo marcando y acotando las diferencias, de uno y otro uso, con habilidad. Explicar es la clave.
Pero claro, eso es ser muy optimista y es poco menos que irreal pretenderlo en un país como el mío, donde lo que se lleva es confundir a cuantos más mejor por sistema. Porque en España 2005, hay otros asuntos graves de imposible explicación, que también le llegan a la gente joven por idénticas y deformantes vías de acceso, ante los que se sienten, igualmente, confusos.
Por ejemplo, a ver como coños se les explica el funcionalismo cerebral que puede tener un fulano, iluminado sin duda, que pretende... que el gobierno español pida perdón por la guerra del Rif... de hace más de 80 años, manda güebos. ¿A quién y porqué?. O cómo explicar que aquí, cada “autonosuya”, exija el reconocimiento de“sus derechos históricos”, eso sí, más el abono previo de la “deuda histórica” correspondiente, que cada cual se inventa y traduce a pelas a su antojo. O como coños explicar, también a los jóvenes, que la Historia de España, es la que fue, guste o no, y no la que se inventa cada día el grupete nacionalista local, según le conviene, para justificar sus pretensiones secesionistas. O porqué es “lógico” que el ayuntamiento de Guetxo quiera “marcar” a los que emplean el euskara con un pin, para distinguirlos de los que se expresan en español.
O ya puestos, cómo explicar el cierre de la Comisión Parlamentaria del 11M, que ha servido para todo menos para poder-saber-la-verdad de lo sucedido en tan amarga fecha. ¿Cómo explicarles, que los que antes decían“Queremos Saber” ahora ya no quieran saber más, si no saben aún casi nada?.
Quizás lo que haya que empezar explicándoles a los más jóvenes, es que tranquilos, que no pasa nada, que cada cosa a su tiempo, que pone a cada uno en su lugar. Desde al cannabis, hasta al más pintao.
O mejor, no les explicamos nada de nada, ¿quienes somos para hacerlo?. Lo descubrirán ellos, de mente y conciencia limpia y clara y nos lo explicarán  a nosotros. Eso espero porque yo, la verdad, ya no entiendo casi nada.
Calma, tranquilidad, paciencia... que al final, s-a-b-r-e-m-o-s.
Y si no, al tanto.


Correspondencia: eltuerto@semg.es

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